viernes, 22 de agosto de 2008

Hendrike Knörr

Vivo tan apartado en este valle del Mezquín, donde algunos dicen que no hay problemas de ninguna clase y otros pensamos que existen abundantes y de complicada solución, que he de enterarme de la muerte de un admirado y querido amigo a los tres meses de haberse producido. Gracias a un artículo de Artur Quintana en la revista Temps de Franja he sabido que Hendrike Knörr murió en Vitoria-Gasteiz el pasado 30 de abril.

Hendrike era una autoridad filológica en el País Vasco. Hablaba y escribía con maestría de inspirado escritor en euskera, catalán y castellano. La más bella reseña de mi novela ‘Sadurija’ fue obra suya y apareció publicada en catalán en el diario Avui. Además, Hendrike fue el presentador de la novela, en la antigua librería gasteiztarra Axular junto al desaparecido Diputado General de Álava, Fernando Buesa, asesinado por ETA en febrero de 2000. Al acto asistió la madre de Hendrike y de otros queridos Knörr, como Gorka, porque ella recorrió todo el escenario bajoaragonés de ‘Sadurija’ durante la guerra civil de forma que, si no recuerdo mal, en 1937 conoció en Alcañiz al Knörr, de origen alemán, que sería su marido.

Tuve especial relación con Hendrike durante mis años de redactor en la sección de Opinión de El Correo. Fue uno de los académicos más destacados de Euskaltzaindia, discípulo predilecto de Mitxelena. Además de conocedor y estudioso del euskera, era un enamorado de este idioma. Pero Hendrike no escribía sólo de filología vasca. Aunque nunca se implicó en actividad política alguna de forma directa, desde su responsabilidad académica y universitaria vivía con sentimiento intenso el desarrollo político y social del País Vasco.

Hendrike ha muerto víctima de un cáncer tan veloz que, según me contaban ayer desde Gasteiz, ni a él ni a la medicina concedió tiempo para reaccionar de manera remediable. Pero a mí, desde la distancia de este apartado valle del Mezquín, me queda sin respuesta la pregunta de si Hendrike Knörr no habrá sido una nueva víctima de la perdurable preocupante situación sociopolítica del País Vasco. Porque muchas personas mueren de cáncer de dolor, preocupación y pena, aunque localizado en el hígado, en el páncreas o en el pulmón. Agur, Hendrike. Te recuerdo en aquellas tertulias nocturnas de tu casa, en compañía del también desaparecido Jon Bilbao y de otros entrañables buenos amigos.
Hendrike Knörr era un gran conocedor de todas las variantes de catalán que se hablan en Aragón y en concreto en el Matarranya. Sadurija le gustó, precisamente, porque, aunque escrita en castellano, recogía muchas palabras en el catalán de Aragón, cuya escritura fue revisada por la filóloga Lourdes Martínez Casillas. Muchas veces me manifestó Hendrike su deseo de hacerme una visita en Belmonte. Ahora más que nunca siento que ni Artur ni yo consiguiéramos traerlo al Bajo Aragón.

jueves, 21 de agosto de 2008

El problema de no tener problemas
























El bilingüismo de 80.000 aragoneses sigue siendo, por desgracia y a estas alturas del curso plural y democrático de nuestras vidas, más que una riqueza socio-cultural que cuidar, alimentar y regular, una polémica enconada que parece no tener fin. No pocos de nuestros gobernantes y administradores locales, comarcales y autonómicos consideran que la situación actual del bilingüismo en Aragón es vivida en los pueblos de dos idiomas sin el menor problema. Y hasta se preguntan si merece la pena tramitar y aprobar en las Cortes de Aragón la tan esperada y ansiada por muchos Ley de Lenguas si con ella se van a crear problemas donde no existen.

Quienes así opinan no parecen darse cuenta de que en los pueblos rurales muchas situaciones incongruentes se aceptan por pura alienación cultural. Dos mujeres van por la calle y la una pregunta: “Has vist los llençols que duu lo de Calanda a la plaça?” A lo que la otra contesta: “No, que encara no ho han pregonat” A los 30 segundos se escucha por los altavoces: “El que quiera comprar sábanas, el de Calanda en la plaza”. ¿Por qué se pregona en la lengua que menos se habla y no en la que más se habla? Respuesta inapelable: porque la gente acepta esta situación, a todas luces ilógica y hasta cómica, sin el menor problema.

Puesto que no hay problema lingüístico alguno en los pueblos bilingües, son otros los que vienen de fuera a crearlos. ¿Quiénes son estos supuestos intrusos, manantiales de conflictos? Ahí tienen a dos de ellos, fotografiados sobre estas líneas. Uno es el profesor Artur Quintana, filólogo de prestigio internacional que hizo su tesis doctoral sobre el “parlar” de estas tierras y reside medio año en La Codoñera. El otro, José Miguel Gracia, nacido en este mismo pueblo, presidente de la Asociació Cultural del Matarranya en la actualidad, ingeniero de profesión y literato otoñal en catalán, mil veces premiado en Aragón. Y todavía queda por ahí algún otro intruso más, proto-impulsor de problemas. Como el maestro que llegó de Zaragoza a un pueblo del que desconocía que fuera bilingüe. Con el mayor fervor profesional y la más alta solidaridad social, se le ocurrió plantear a los padres de los alumnos si no les gustaría que sus hijos aprendieran a leer y escribir no sólo en una de las dos lenguas que hablaban sino en las dos. En lugar de aplaudir su iniciativa por su sensibilidad hacia sus educandos, algunos acusan a este maestro de escuela rural de ser también creador de problemas donde no los había.

Y es que, como dice un viejo adagio castellano, “no hay mayor problema que no tener problemas”. ¿Qué problema existía en los pueblos, hasta no hace tanto, para cazar grivas con visc, una sustancia adhesiva en la que quedaban atrapadas por la panza? ¿O para cazar con hurón? ¿O para quemar rastrojeras, hacer hogueras y montar barbacoas en cualquier punto del bosque, o para talar árboles de forma indiscriminada? No existía el menor problema para realizar todas estas prácticas, hoy rechazadas desde el más elemental sentido común y prohibidas por las leyes medioambientales y de protección de la naturaleza. Apliquen este mismo discurso a la situación del bilingüismo en Aragón y díganme cuál es la conclusión a la que llegan.

martes, 19 de agosto de 2008

Fiesta cultural en Bellmunt

Belmonte, Bellmunt, vivió el pasado viernes, 15 de agosto, la primera jornada de lectura pública de un libro. Ochenta y cinco (85) personas de los pueblos del Mezquín leyeron las 181 páginas de la obra de sociología rural ‘El porvenir de mi pueblo/ Batalla a la centralización’ escrita y publicada por Juan Pío Membrado en 1907. La mayoría de los lectores fue de Belmonte pero también los hubo de Torrevelilla, La Codoñera, Torrecilla, Alcañiz, Valdealgorfa y Castelserás.
La Asociación Cultural y Deportiva Amigos del Mezquín de Belmonte organizó la jornada de lectura pública así como la presentación de la reedición de ‘El porvenir...’ que tuvo lugar, al atardecer, en el antiguo Horno del pueblo, hoy convertido en salón de exposiciones y conferencias. La directora del Instituto de Estudios Turolenses y catedrática de la

Universidad de Zaragoza en Teruel, Montserrat Martínez, cerró la jorna da de lectura pública y presidió el acto de presentación del volumen en el que se recoge la reedición en facsímil de ‘El porvenir...’.
La lectura pública se inició a las 10 de la mañana y concluyó a las cinco y media de la tarde. Los lectores se situaron ante un ventanal abierto al patio de la casa Membrado, en el ‘quart de baix’ de la mansión, hoy convertido en archivo, contiguo al estudio-despacho de Juan Pío Membrado, como puede comprobarse en la foto vertical adjunta de Miguel Francino. La segunda instantánea, tomada por Samir Samhan, recoge el momento en que Trinidad Bayod, de 91 años de edad, viuda de Roberto Gonzalo Bayod Pallarés, leyó dos páginas de ´El porvenir...’.
En el acto de presentación del libro, la nave del antiguo horno de pan cocer registró un lleno completo. Mientras uno de los autores de la reedición explicaba el contenido de la obra, se proyectaron en una pantalla las 25 fotografías que ilustran la biografía de Membrado que anteceden a la reedición propiamente dicha de ‘El porvenir...’ y que fueron comentadas por el historiador Alberto Bayod Camarero.
Esta fiesta de la cultura en Belmonte se convirtió en un completo éx ito gracias a la participación del pueblo entero puesto que apenas hubo familia que no tuviera un representante entre los lectores y a la colaboración desinteresada de numerosos socios de la Asociación Cultural entre los que no se puede dejar sin mencionar a Paco Fuster y María Jesús Ruiz; Encarnita Bosque; Paco Querol; Pepe Fargas y Lali; Diego Muñoz; Javier Miguel y Marta Cros; Juan García Mur y Laura Rodríguez; Alberto Bayod; Miguel Francino y Alicia Querol; Samir Samhan y Marta Jiménez; Ramón Mur y Susi Manjón.