domingo, 26 de octubre de 2008

Hemeroteca

Relamiéndose ante las catástrofes


Javier Marías (EL PAÍS semanal, domingo 26 de octubre)


De un tiempo a esta parte, los periódicos, radios y televisiones llamados “serios” sienten verdadera pasión por escandalizarse, como si casi todos se hubieran contagiado de sensacionalismo, y, en la medida en que puedo juzgarlo, tengo la impresión de que la fiebre no se limita a nuestras fronteras: en Italia, Inglaterra y Francia, a cuya prensa me asomo de vez en cuando, también noto un regodeo enorme ante las malas noticias. Hay además una tendencia a convertir las regulares en malas, lo intrascendente en preocupante y lo preocupante en alarmante; a ver hechos graves y ofensas tremendas en cualquier majadería; a dar importancia a lo que poca tiene y a magnificar las fruslerías. A hacernos creer, en suma, que vivimos entre sobresaltos continuos y en un mundo siempre al borde del precipicio y el cataclismo. Se anuncia sin cesar “el fin de una era”, el “derrumbe del imperio”, “la invasión de los bárbaros” (que en lunes son los africanos y en martes los chinos, en miércoles los rusos y en jueves los parias de la tierra); o bien “la muerte de la novela”, “el término de la historia” (bueno, esto ya se quedó muy anticuado), así como caos, apocalipsis y Blade Runners varios, “la idolatría del dinero”, “la deshumanización del hombre” y toda suerte de supuestos desastres. Desde que tengo memoria, francamente, lo único que he visto avanzar de manera sostenida y de veras es el poder de las mafias, a las que los Estados, con sus prohibiciones suicidas, cada vez hacen más fuertes, hasta el punto de cederles parte de sus competencias y acabar fundiéndose con ellas. Hay lugares en los que no me cabe duda de que las mafias –no sólo las más folklóricas del narcotráfico, sino las de la construcción, los ayuntamientos, las obras públicas y la banca- son pilares del Estado. Pero en fin, se trata de algo ya antiguo, sólo que ha ido y seguirá yendo en aumento.
Esto, que podría constituir un auténtico escándalo, aparece sin embargo amortiguado en la prensa, lo que da idea de cuán normal en el fondo le parece a ésta. Y en cambio se rasga las vestiduras y hace cruces ante cualquier menudencia. La cuestión es vociferar histéricamente y mantener asustada a la gente. Es como si los periodistas necesitaran vivir “momentos históricos” sin pausa –y por eso repiten tanto esa cantinela que debería costarles el despido a cuantos la emplean, hasta para las mayores sandeces: “Este es un momento histórico: por primera vez, Raúl en el banquillo”- y “lo último” de lo que sea –y por eso también repiten tanto esa otra letanía que debería asimismo mandar al paro a cuantos recurren a ella: “Ha muerto el último grande”, titulan por el difunto Paul Newman, olvidando que dijeron lo mismo cuando murieron Gregory Peck, Robert Mitchum, Borges, Karajan, Chillida, Billy Wilder y todos los grandes que cada año caen como moscas, por edad sobre todo, en el campo de todas las actividades. Los reporteros se entusiasman tanto con las desgracias que parece que las estén deseando, y debo decir que últimamente se han unido con alacridad al club de los más desgarrados la Cadena Ser y el Canal Cuatro, empresas del mismo grupo que apadrina este diario, ustedes sabrán por qué lo hacen. Sea como sea, sólo faltaba una crisis mundial financiera para que todos los carroñeros se pasen la jornada salivando. Soy completamente lego en economía, y estoy seguro de que la situación es grave, pero también de que lo es mucho menos de lo que proclaman estos adictos a las catástrofes. Si los primeros veinticinco minutos de un telediario se dedican a informar de esta crisis, los espectadores acaban convencidos de que sus ahorros están en peligro y salen a comprar calcetines y huchas. Se abstienen de comprar todo lo demás, “por si acaso”, y aunque ellos no noten nada en sus bolsillos, se los tientan a cada segundo con pánico. Si se cuenta que un banco ha tenido beneficios del 12%, frente a un 30% del año anterior, la gente se lleva las manos a la cabeza creyendo que el tal banco ha perdido un 18%, cuando lo cierto es que ha ganado mucho, un 12%. Si se dice que el Ibex “acumula” una caída del 45%, todo el mundo lo ve como una plaga bíblica y nadie se pregunta por qué diablos se mide esa caída “desde el máximo histórico que marcó en noviembre de 2007”. Yo se lo diré: se elige ese día “máximo”, en vez de cualquier otro normal, para que todo parezca más calamitoso. Resulta muy eficaz, no cabe duda: a los ciudadanos los asalta una psicosis de “vivir un pésimo momento históricos” y de asistir “al fin de un sistema” o a “los últimos estertores del capitalismo salvaje” (más quisiéramos). Se aterran, no gastan, no salen, con lo cual provocan una crisis verdadera en los restaurantes, las tiendas y en todo el consumo en general. Nadie parece fijarse, en cambio, en que los bloques de anuncios en las televisiones que informan dramática y pesimistamente siguen siendo tan monstruosos y largos como siempre, pese a que la emisión de cada uno cuesta un ojo de la cara. O en que no ha disminuido el número de los de la página entera en los periódicos que titulan a cinco columnas “El crash de 2008”. O en que los paneles móviles de publicidad en los campos de fútbol (televisado) están tan disputados que no da tiempo ni a leer lo que cada uno pone antes de ser “movido” por un competidor impaciente. Quizá estemos todos arruinados este artículo llegue a sus ojos, pero de momento a mí eso me tranquiliza. O me escama, como prefieran.

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Es probable que Dios no exista

Elvira Lindo (EL PAÍS, Domingo 26.10.08)

El eslogan ha empezado a viajar en los laterales de los autobuses londinenses: “Es probable que Dios no exista. Ahora, deja de preocuparte y disfruta de la vida”. La idea se le ocurrió a la escritora Ariane Serien como manera de contrarrestar los mensajes amenazantes, de infierno y madiciones, con que la Iglesia suele calentar los oídos a los no creyentes. Diversas asociaciones que defienden la idea de un país laico se aplicaron a la tarea de recaudar dinero para la campaña, y ahora les sobra para empezar a exportarla a otras ciudades británicas. Lo que me divierte del asunto es la fineza del mensaje y la falta de agresividad que encierra. Muy inglés. Habría que estudiar la razón por la cual los ingleses transforman su antológica frialdad de trato en un gran sentido de la ironía en todo cuanto escriben, y los españoles pasamos de esa simpatía con la que adornamos la vida diaria a la ‘gran follá’ en cuanto nos ponemos a expresarnos por escrito, lago que hemos convertido en cualidad vernácula. Entre nuestras cualidades no está la de distinguir entre el sentido del humor y mala hostia. Incluso la Iglesia británica ha dado muestras de buen talante; enterada de que Richard Dawkins , el autor de ‘El espejismo de Dios’, había sido una de las personas que más dinero había aportado a la campaña, contestó a través de su portavoz de la manera más elegante posible: “Nos alegramos del interés continuado que el señor Dawkins muestra por Dios; eso anima el debate”, añadiendo que “a los creyentes no nos preocupa el hecho de disfrutar o no de la vida. Muy al contrario, nuestra fe nos libera para poder esta vida desde la perspectiva apropiada”. Que Dios me perdone, pero no podría imaginarme un debate en estos términos en España. A la Iglesia española le han salido en los últimos tiempos portavoces voluntarios más papistas que el Papa, y hay medios de comunicación que distraen al espectador a diario con imágenes de supuestos fetos de seis meses triturados y palabras como genocidio o tortura guantanamesca. Mal le irá a la Iglesia si su forma de atraer a posibles fieles es llamando asesina a la mitad de la población. Bien podráin aprender del historiador británico Fernández Armesto, que, aun siendo creyente, criticaba, en un artículo publicado recientemente en EL MUNDO, la inclusión, por parte de la inefable Palin, del aborto como asunto electoral, porque a su juicio distorsionaba el debate político. Señalaba también el historiador que una de las cualidades de la cultura española que más le atraían era la capacidad de hablar de cualquier asunto, por polémico que sea, en una cena, algo imposible, decía, en la cultura anglosajona. Ay, no sabe el profesor cuántos amigos se pierden aquí a los postres por decir, ni más ni menos, lo que uno piensa. Aunque a lo mejor hay que mirarlo de otra manera: si los amigos se pierden por eso, no serían tan amigos. Pero, en fin, no sólo la Iglesia española se muestra agria en sus debates, también los ateos tienden a expresarse aquí con aspereza, con ese ‘me cago en Dios’ y esa incapacidad para entender que detrás de un creyente no tiene por qué haber un facha redomado. Lejos de los tópicos, ese hombre afable que es Javier Fesser ha llevado al cine una historia conmovedora basada en la vida de la niña Alexia, que padeció un cáncer extremadamente cruel y a punto está de ser beatificada. En estos días oscuros de invierno repentino, la cara de Nerea, la actriz que interpreta ‘Camino’, me sorprende en cada esquina de la ciudad. Desde que he visto la película, le digo a Fesser, ese rostro me impresiona más, no sólo por la emoción de la historia, sino por la empatía que provoca esa niña de once años que es tan actriz como una de sesenta. Un hallazgo. Fesser me habla de ella con pasión. De ella y de todo, de ese mundo que lleva años investigando, el de la fe que mueve más que montañas, la fe de una madre que es capaz de entregar el calvario de su hija al Señor, reprimiendo su dolor materno, y tratando de que la niña viva el final de su vida con la alegría de ser la víctima elegida por Dios. Tremendo. Fesser ha elegido un mundo que existe, pero del que casi no se habla, y menos en el cine español, el de los fanatismos religiosos; pero no lo hace toscamente, sino dejando que sean los mismos personajes quienes se retraten. Él sabae que hay ciertos sectores que pretenden extender la idea de que su película está hecha contra Dios, una manera retorcida de retirar a los creyentes del cine; pero de lo que trata ‘Camino’ es de la forma en que las creencias (incluso las ideologías) absolutas nos prohíben actuar como seres humanos y sentir dolor, empatía, piedad. Tampoco quiere Fesser que se piense que su película es triste. Bueno, le digo, ¿hay algo de malo en emocionarse? En realidad, esta historia cuenta cómo una fe corrosiva impide a una madre sentir abiertamente el dolor por la pérdida de su hija.
Un numerario del Opus asistió al estreno. El único comentario que hizo a la salida se refería a una escena en la que se ve a miembros del Opus sentarse a comer: “Un numerario nunca se sentaría a una mesa sin mantel”. ¿Hay que pensar entonces que todo lo demás es cierto?”.

La convivencia en los pueblos pequeños

Leo en el Diario de Navarra del sábado 25 de octubre que un vecino de la localidad fronteriza de Urdax vive atrapado en su propia casa con su mujer y su hija de 19 años. Denunciaron la construcción de un puente sobre el río Uranaga en unas condiciones que les perjudicaba. La respuesta fue que les colocaron tres enormes cilindros o tubos de hormigón prefabricados en el camino de acceso a la carretera y sólo pueden salir de casa a pie pero no con sus coches. Y el alcalde se contenta con afirmar que los jueces dirán quien tienen razón, los tubos están colocados en un camino de propiedad privada por el que los vecinos de la casa tienen derecho de circulación peatonal que no han perdido. Por lo tanto, que los tribunales decidan.

Todo es consecuencia de constantes trifulcas entre el inquilino de la casa, fotógrafo de profesión, y algunos vecinos de la localidad. Cuando leí esta información no pude menos de acordarme del “caso Fago”, ese pueblo pirenaico aragonés en el que se produjo el asesinato de su alcalde, Miguel Grima, el 12 de enero de 2007, y que ha hecho famosa a esta pequeña aldea colindante con Navarra.

La conclusión es clara: la convivencia en los pueblos pequeños no es todo lo idílica que se pinta. Ni mucho menos. Para vivir con tranquilidad en una aldea hay que ser capaz de afrontar la soledad y llevarse bien, al menos en apariencia, con todo el vecindario. En caso contrario, la convivencia en un pueblo de 100 habitantes puede resultar un martirio insufrible, peor que vivir en el anonimato de una torre de 15 alturas de una gran ciudad, aislado entre cientos de vecinos.

sábado, 25 de octubre de 2008

Mis lecturas

El crimen del padre Amaro
Autor: José María Eça de Queiroz
Edición: Alianza Editorial, 1998

Relectura placentera de épocas juveniles. José María Eça de Queiroz (1845-1900) fue uno de los más grandes narradores del siglo XIX. La primera edición de “El crimen del padre Amaro” apareció en 1871. Para la segunda, de 1880, Eça de Queiroz escribió un prólogo en el que salía al paso de las acusaciones que se le hicieron a “El crimen...” de ser algo más que una novela inspirada de “La Faute de l’Abbé Mouret” de Emile Zola. Para Eça, este libro fue “apenas una intriga de clérigos y de beatas tramada y murmurada a la sombra de una vieja catedral de provincia portuguesa”. Una intriga, en todo caso, bellísima en la que se refleja a la perfección la vida taciturna e hipócrita en una sociedad que fue medieval, clasista, depravada y, eso sí, católica tridentina hasta bien entrado el siglo XX. Un placer leer a clásicos de una literatura perenne que ayuda a escribir mejor a cualquiera que se dedique a la escritura diaria. Los escritores que, como Eça de Queroz, no llegaron todavía a conocer el cine ni la televisión hacen unas descripciones tan brillantes de la realidad que parece como si en ellos una palabra valiera más que mil imágenes.

Mis lecturas

Coloquios nocturnos en Jerusalén

Autores: Carlo M. Martini / Georg Sporschill
Edición: San Pablo, 2008


Un libro de conversaciones entre un cardenal jesuita, jubilado y retirado unos años en Jerusalén, y un sacerdote austriaco, también de la Compañía de Jesús, dedicado a la pastoral juvenil. Las declaraciones de este purpurado son esclavas de la vanidad y la arrogancia de un príncipe florentino de la Iglesia, Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales 2000, “papable” jesuita en el cónclave que eligió a Benedicto XVI. Pero al menos las opiniones de Martini sirven para saber que en la Iglesia existen formas de pensar distintas a las de la mayoría casposa y retrograda de obispos que aparecen todos los días en los medios de comunicación. “Es comprensible que sobre todo obispos y docentes conservadores quieran contener las manifestaciones de disolución y estén tentados de regresar a los buenos viejos tiempos. No obstante, tenemos que mirar hacia delante. Aun cuando todo cambio radical exige sacrificios y no es posible evitar exageraciones, creo en la perspectiva de largo plazo y en la repercusión positiva del Concilio. El Concilio se expuso con valentía a las preguntas de la época. Entró en diálogo con el mundo moderno tal como es, sin cerrarse por temor. ... Ese mismo coraje necesitamos hoy: no retroceder ante las dificultades, sino avanzar y permanecer en diálogo con todos”, dice Martini en este libro. Pues, algo es algo y no está del todo mal. De momento, la Iglesia Católica lo tiene crudo para despegar en el mundo ni aunque Obama conquiste la presidencia de los Estados Unidos.

Mis lecturas

Los girasoles ciegos

Autor: Alberto Méndez
Edición: Anagrama
Primera edición, enero 2004
Vigésima tercera: octubre 2008


Un libro tierno y entrañable, además de estremecedor. Cuatro historias en una sola de una misma guerra incivil y, sobre todo, de las secuelas que dejó. Escrito con maestría literaria y una riqueza de vocabulario difícil de igualar. Es un libro, ante todo, para deleitarse en la mejor literatura española contemporánea. Después merece la pena leerlo para conocer unas historias excepcionales y singulares, que están situadas fuera de las más convencionales y habituales que se conocen sobre la guerra civil de 1936 a 1939. Una recomendación: no lean este libro de un tirón, por mucho que les enganche. Disfrútenlo entre pausas de reflexión, con los ojos cerrados. ¡Ah!, que no se me olvide: si están en contra de recuperar la memoria, si quieren olvidar y mirar hacia la nada histórica, no lean este libro. Aunque quizá estaría bien que lo hicieron para sonrojo propio y ajeno. En todo caso, es recomendable leer este libro antes de ver la película de José Luis Cuerda, del mismo título. Yo no he visto el filme pero la lectura de la páginas de Alberto Méndez me ha abierto el apetito de ir ponto al cine.

jueves, 23 de octubre de 2008

La calle de José Pardo Sastrón en Zaragoza


El Gobierno de la Monarquía concedió en 1904 la Cruz de Comendador de Alfonso XII al botánico bajoaragonés José Pardo Sastrón (Torrecilla de Alcañiz, 1822 – Valdealgorfa, 1909). El Colegio de Farmacéuticos de Madrid promovió la celebración de un acto de homenaje al científico en el que se le entregaría la distinción concedida. El acto tuvo lugar en el Teatro de Alcañiz en abril de 1905. Al homenaje se sumó el Ayuntamiento de Zaragoza que, en sesión del 7 de enero de ese mismo año, acordó dedicar una calle de la ciudad al farmacéutico de Valdealgorfa que por aquel entonces contaba 83 años de edad. No obstante, el acuerdo del consistorio municipal de la capital de Aragón tardó 16 años en ser ejecutado. El 3 de junio de 1921 se llevó a efecto la resolución mediante la colocación de una placa con el nombre de “Pardo Sastrón, D. José” en la antigua calle del Romero, entre el Coso y la calle Verónica, junto al Teatro Principal.

El texto del acuerdo del Ayuntamiento de Zaragoza, que se conserva entre los documentos de Pardo Sastrón, en el Archivo Histórico Municipal de Alcañiz, es el siguiente:

“Don Alejo Manuel Urbez y Navarro, Secretario del Excelentísimo Ayuntamiento de la Ciudad de Zaragoza

“Certifico: que en la sesión celebrada por dicha Corporación el día siete de enero último, se aprobó por unanimidad, un dictamen de la Sección municipal de Instrucción, Beneficencia e Higiene que dice así:

“Excelentísimo Señor: El Doctor Don Gabriel Romero Landa ha solicitado de este Ayuntamiento que preste su concurso al festival que se proyecta celebrar en Alcañiz en honor del sabio botánico aragonés Don José Pardo Sastrón, indicando en atento besalamano las varias formas en que podría contribuirse con eficacia a la mayor brillantez del acto.- El homenaje no puede ser más justificado.- El Señor Pardo Sastrón es un obrero de la inteligencia que trabaja sin descanso en el progreso de las Ciencias Naturales, habiendo llegado a constituir una eminencia dentro de la Botánica. Su nombre sonará en muchos oídos a cosa nueva porque no es de esos a quienes la fama ha llevado en triunfo por todas partes. La índole especial de los trabajos a que se dedica el noble anciano y su rara modestia lo han hecho permanecer ignorado durante mucho tiempo, pero los méritos del oscuro soldado de la ciencia han salido a la superficie y el Gobierno acaba de colgar la Cruz de la Orden Civil de Alfonso XII sobre el pecho del humilde farmacéutico de Valdealgorfa. El poder central ha galardonado el talento de nuestro paisano, los farmacéuticos de Madrid se preparan a dar a su compañero testimonio del respeto que su saber les inspira y en tales circunstancias esta Sección entiende deber del Ayuntamiento de Zaragoza contribuir a la simpática fiesta para lo cual tiene el honor de proponer a V. E. acuerde lo siguiente: Primero: dar el nombre de Pardo Sastrón a una de las nuevas calles que se abran en esta ciudad.- Segundo: Nombrar una comisión compuesta de tres señores concejales para que, en el caso de que se celebre la mencionada fiesta, concurra a ella llevando al Señor Pardo la certificación del acuerdo anterior.- Tercero: Facultar a esa Comisión para que reciba a la que venga de Madrid y se ponga de acuerdo con los farmacéuticos de esta ciudad al objeto de que la acompañen a Alcañiz.- Esto es lo que la Sección entiende debe hacerse en honor del sabio botánico.
“Y en cumplimiento de este acuerdo libro el presente certificado para que la Comisión del Municipio haga su entrega al Señor Don José Pardo Sastrón en el solemne acto que se celebre en Alcañiz con motivo de su condecoración, cuyo documento firmo y sello con el visto bueno del Señor Alcalde en Zaragoza a veinte y dos de abril de mil novecientos cinco”.

Meteoros en las 'Entre Páginas' de Santiago Vidiella


Santiago Vidiella Jasá (Calaceite, 1860-1928), abogado, agricultor, intelectual regeneracionista de finales del siglo XIX y primer tercio del XX, fundó en 1884 un periódico semanario con el título de “El confín aragonés”. Posteriormente, Vidiella creó la sección “Entre Páginas de Historia y Geografía Regional” en el rotativo “El Eco del Guadalope” de Alcañiz. En las entre páginas de Vidiella me inspiré, como es justo advertir y fácil de adivinar, al colocar la cabecera de mi blog personal. Esta sección intercalada por Vidiella en “El Eco..” fue un anticipo de su obra más ambiciosa: el “Boletín de Historia y Geografía del Bajo Aragón” (1907-1909).

En el “Entre Páginas” de “El Eco...”, correspondiente al jueves 16 de junio de 1904, apareció un artículo del propio Santiago Vidiella titulado “Meteoros”, en el que se refería a distintos fenómenos atmosféricos de la historia del Bajo Aragón, con ocasión del registrado en Valdeltormo el 26 de mayo de aquel año citado de 1904.

De las fuentes históricas consultadas por Vidiella, cabe entresacar resumidos los siguientes testimonios:

“Sea memoria para los venideros cómo el día 11 de julio de 1748 sucedió en el lugar de Valdealgorfa un Huracán de aire y fuego, que arruinó mucha parte del término arrancando los olivos de raíz y otros árboles, de forma que se discurre que el daño que ha causado en los olivos importará cada año unas mil moladas de olivas”.

“Un diligente anotador cree del caso apuntar que en 1675, a pesar de haberse dilatado la vendimia, por estorbos de grandes nieves y lluvias hasta los últimos días de Navidad, no llegó a madurar la uva; y los vinos, añade, no salieron agrios en todo el año, pero flojos, mucho”.

“Otro estimó memorable la nevada que en 16 de abril de 1673 llegó a cubrir los puertos de Arnés y Horta y varios términos de la tierra llana. Nosotros hemos visto más: hemos visto una cosa parecida en 11 de mayo de 1902”.

“En la segunda mitad del año 1700 no llovió para sembrar; de suerte que en todo Aragón y en gran parte de Cataluña y Valencia no sembraron sino las huertas. En nuestra comarca se hacían muchas rogativas y penitencias, a tiempo que adelantaba el 1701 tan árido como su antecesor. No llovió hasta mediado de marzo, pero entonces copiosamente. Dieron algunos en sembrar (aunque con burlas de los muchos desconfiados), de modo que se vio arrojar simiente hasta el 8 de abril. El resultado fue que los atrevidos cosecharon a buen año”.

“Otra cosa rara viose en 1702. Llovió abundantamente en septiembre y octubre; y porque eran muchas las huebras viejas y grande la superficie a sembrar, en general se arrojó semilla pasando meramente el tablón con gran contento. Se formó tal costra en las tierras por el exceso de humedad al tiempo de la siembra, que los panes aparecieron claros y mal nacidos. Sobre esto, no llovió hasta el día 8 de mayo de 1705, cuando ya todos desesperaban en absoluto y no pocos hubieran trocado la cosecha por la simiente. Siguió la lluvia muchos días con intermitencias de buen tiempo. Levantóse una de las cosechas mayores que habían visto los vivientes; y no fue la mayor porque en algunos casos sufrió la granazón por exceso de lozanía”.

“En 1713 apareció la temida niebla por Navidad y siguió espesa y fría hasta la fiesta de Reyes de 1714. Entonces llegó a parecer que en todo el país había caído una nevada: de tal modo que se cargaron los árboles de escarcha, que cedían al peso ramas de importancia, y se llegaron a ver árboles erradicados por el exceso de carga. Cuando merced a un aire caliente, cayó el hielo de los árboles, debajo de ellos podía recogerse a sarrias. Sufrió mucho el olivar joven; del viejo, unas heredades tuvieron mucho daño, otras menos”.


“Principió en 12 de diciembre de 1777 una lluvia torrencial que duró 27 horas continuas con enorme estrago de edificios, árboles y campos. Mediante el gran reblandecimiento del suelo que esto hubo de producir, se comprende bien que el terrible huracán, acompañado de relámpagos, desatado en la noche del 24, pudiera desarraigar en Cherta la mitad de los algarrobos, y en Castelserás la mitad de los olivos, y en Calaceite alguna cruz terminal de sólida construcción, y producir notables daños en muchos pueblos”.

“Para lluvias de rara abundancia y perjuicio, las del año 1783. Sobre una tormenta que descargó agua con insólita prodigalidad desde la madrugada del 17 de septiembre hasta la tarde del mismo día, y que sólo en el término de Calaceite causó un daño apreciado de orden superior en 66.000 sueldos, llovió copiosamente después en tres ocasiones. Se repitió el meteoro con alarmante intensidad durante los días 1 y 2 de noviembre, y vino a coronar la obra con mayor fuerza todavía el día 9. Declara, en resumen al anotador, que en 100 años atrás no habían sucedido tantos estragos, según relación de los hombres más ancianos, después de apuntar que en Arens de Lledó se habían hundido cinco casas y que en Maella había subido el agua del Matarraña catorce palmos sobre el puente, llevándose los antepechos, y no toda la fábrica porque venían muy altos los árboles y maderas que arrastraba la corriente”.

“Las tormentas de 8 y 9 de octubre de 1787, que produjeron arrebatados desbordamientos del Ebro e innumerables pérdidas y lutos en sus riberas, especialmente en Mora, Benisanet, Cherta y Tortosa, afligieron también a nuestra región de una manera considerable. Las aguas del Algás arrasaron las huertas de sus costados; en Fayón cayeron 60 casas en una sola noche; en Calanda pasó de 40.000 escudos el daño sufrido por la presa de su famosa acequia; en Castelserás, dice, tuvieron al Señor dos horas junto al puente. Ante tales datos, no es fácil calcular la extensión y magnitud del desastre”.

"La madre de toda cocina es la propia tierra"


JUAN ANTONIO CROS, SUBJEFE DE COCINA DEL HOSPITAL CLÍNICO DE BARCELONA




“La madre de toda cocina
es la propia tierra”


Juan Antonio Cros Vidal (Belmonte/Bellmunt, 1950) lleva más de veinte años metido entre pucheros. De ellos, la mayor parte como subjefe de cocina en el Hospital Clínico de Barcelona. Cros piensa que la cocina nace de las raíces más íntimas y personales de cada ser humano. “En el fondo de toda cocina está el origen de cada uno, el hogar donde aspiramos los primeros aromas de un puchero. La madre (la mare) de la cocina es... , ¿cómo te lo díría? , la propia tierra, aquella en la que ha nacido cada uno”, afirma. Juan Antonio Cros emigró de su pueblo cuando todavía era un adolescente. Todos los años pasa una larga temporada veraniega entre Bellmunt y el “lloc” de La Codoñera donde nació su mujer. Domina el “parlar” de los pueblos del alto Mezquín con una gran riqueza de registros y es un infatigable conversador. Incluso las preguntas en castellano, Cros las responde en catalán, tanto en el de Barcelona, que habla a la perfección después de tantos años, como en el catalán del valle del Mezquín, que no ha perdido. Y es que Juan Antonio Cros es un bellmuntá emigrado, pero arraigado para siempre a su tierra del Bajo Aragón.

Texto y fotos: Ramón Mur
















Juan Antonio Cros es un agradable conversador. A punto de cumplir los 58 años, ha pasado toda la vida, desde los 16, en Barcelona. Y allí se encuentra como en su ambiente, aunque asegura que “lo mío lo llevo dentro”. Y lo suyo es el Bajo Aragón donde pasa las vacaciones de verano. Sobre todo, las raíces de la familia Cros están entre Belmonte/Bellmunt y La Codonyera donde nació su mujer. Con Juan Antonio Cros se pueden pasar muchas horas de conversación. Al fondo, siempre presente, están Belmonte y el Mezquín. Aquí se encuentran los orígenes de su vocación por la gastronomía, los aromas de los “topís” de su yaya y de su “mare”, María, a la que trae por el verano a la calle de la Escalereta. Juan Antonio hace un bacalao con patatas, pimientos, cebolla y alioli que está para chuparse los dedos y piensa que donde mejor se come de toda España es en el País Vasco. ¿Mejor que en la Cataluña donde él ha sido profesional de la cocina durante toda una larga vida? Él piensa que sí. Opinión tan respetable como la que más.


Usted nació en un día que todavía no ha sido olvidado en Belmonte.
La verdad es que sí. Fue el 14 de enero de 1950. He oído hablar tantas veces del día en que nací que parece como si lo recordara. El café del pueblo tenía un salón anejo de baile y para espectáculos. Aquella tarde había “comadia” y, mientras actuaban los comediantes, el pavimento de salón se iba hundiendo poco a poco sin que apenas se enteraran los espectadores. Hasta que una buena parte de ellos se vio en las cocheras y cuadras que había debajo del salón. Por fortuna, no hubo que lamentar desgracias personales. Pero sí, fue una fecha que todavía no se ha olvidado.
¿Cuánto tiempo lleva usted en la cocina del Hospital Clínico de Barcelona?
El día 1 de agosto hizo 19 años. Soy subjefe de cocina del centro desde que salí del hospital Dexeus donde también trabajé como cocinero durante ocho años. Antes, desde los 16, trabajé en hoteles y restaurantes.
¿Qué le hizo optar por trabajar en una restauración tan específica como la hospitalaria?
Muy pronto me di cuenta de que el trabajo en un restaurante es más creativo pero también mucho más sujeto y esclavo. Tienes que optar entre tu trabajo y la familia porque en un negocio de hostelería faltan horas, estás en el tajo todas las del día y bastantes de la noche. Entras a las ocho o nueve de la mañana y no paras hasta las cinco de la tarde. Luego, se reanuda la faena a las ocho de la noche hasta la una o las dos de la madrugada. En cambio, en un hospital hay varios turnos de cocinas y cada uno hace el suyo de siete horas y punto. Esto te permite estar mucho más tiempo en casa y el régimen laboral es infinitamente más descansado. Por eso, me decidí por la cocina hospitalaria. Y hasta ahora.
¿Cuántas personas trabajan en una cocina como la del Clínico?
Entre todos los turnos, más de 80, alrededor de 90. El horario laboral, en mi caso, es de 8 de la mañana a 3 de la tarde.
En los restaurantes, los cocineros gustan de hacer la compra sin intermediarios. ¿El cocinero de un hospital puede ocuparse de la cesta de la compra?
Pues la verdad es que durante ocho años me ocupé personalmente de comprar todo lo necesario para abastecer diariamente a la cocina, tanto de género alimentario como de instrumental. Ahora, no. Sería imposible. Existe una dotación de personal exclusivamente dedicada al abastecimiento. Hay que tener en cuenta que hoy las cocinas trabajan no sólo para el hospital sino también para el bar del centro donde se sirven comidas. Entre el bar y el clínico, se reparten unas 1.700 comidas diarias.
Con sinceridad, ¿se da bien de comer en un hospital?
Sí, sí. Se da bien de comer.
Claro, ¿qué me va a decir usted!
Es que es la verdad. Nosotros recibimos numerosas felicitaciones al cabo del año. Hay muchas personas que frecuentan nuestro restaurante porque dicen que comen mejor que en cualquier otro. A ver, en un hospital la cocina no puede ser tan creativa y de investigación como en un establecimiento privado, aunque tenemos excelentes profesionales. Nosotros no nos presentamos a concursos o certámenes, digamos que nuestra cocina es más industrial, si se me permite la expresión. Pero, dentro de nuestro campo de actuación, me atrevo a afirmar que la calidad que se ofrece es más que notable.
Entonces, ¿no hay concursos especializados sobre gastronomía hospitalaria?
En ese sentido, aunque pensando también en cubrir otros objetivos, en Barcelona se promovió la creación de una asociación de cocineros hospitalarios. Teníamos ya unos estatutos preparados, pero el caso es que, por unos u otros motivos, el proyecto no llegó a fraguar.
¿En qué ha cambiado la cocina en general y la hospitalaria en particular a lo largo de estos 19 años en que usted ha ejercido la profesión?
La verdad es que en un centro donde se ha de dar de comer a 800 personas los cambios se notan menos. Los pacientes de hoy tienen mejor paladar, probablemente, que los de hace unos años pero es que en el hospital antes ya se ofrecía una calidad muy estimable. Creo que los comensales de hoy de un hospital no se pueden quejar porque se da bien de comer, como ya he dicho, pero es que antes, cuando quizá los ingresados podían ser menos exigentes, también se les daba de comer de manera más que aceptable. Para entendernos, y por hablar en términos cuarteleros, que sobre todos los hombres de mi generación podrán entender, en un hospital no se da rancho, se come muy bien.
No obstante, ¿qué tipos de cambios se introducen en la restauración hospitalaria con el paso del tiempo?
Los menús van cambiando y se adaptan a las nuevas exigencias y, sobre todo, a las nuevas corrientes dietéticas, que no son iguales las de hoy que las de ayer. Nosotros tenemos dos menús generales, de invierno y de verano, que cambian cada siete días. Y dentro de esa normativa general existe una cierta flexibilidad en la confección de los distintos platos, por supuesto. En el marco de esa adaptación a la exigencia de los 800 menús diarios que servimos, intentamos siempre mejorar la calidad, sin ninguna duda. Se va mejorando, claro que sí, pero la creatividad en una cocina hospitalaria no puede ser igual que en la restauración privada, insisto. Es fácil de comprender que sea así porque nosotros estamos sujetos a unas pautas que nos marcan los expertos y a las que tenemos que atenernos.
En un hospital, ¿a quién tiene que consultar un cocinero a la hora de guisar?
Nosotros trabajamos con dietistas. Ellos marcan unas pautas de las que el cocinero no se puede salir. Por eso digo que en la restauración hospitalaria el cocinero no se puede tomar ciertas libertades. En el Clínico de Barcelona existe un equipo de ocho o diez dietistas.
¿Hay más hombres que mujeres en la cocina del Clínico o al revés?
Más hombres. De los 80 empleados entre todos los turnos, las mujeres son minoría. En la cocina, hay nueve cocineros por cada turno, más o menos, de los que sólo dos son mujeres.
En términos generales, ¿quién es mejor en la cocina, el hombre o la mujer?
Yo pienso que el hombre. Hay mujeres en muchos restaurantes que son excelentes. Pero, por lo general, en la cocina profesional, yo creo que destaca más el hombre que la mujer. En cocinas más industriales, como es nuestro caso, todavía es más importante el hombre. Aunque ahora se está modernizando mucho el instrumental de cocina de forma que ya no se requiere tanto la fuerza, como antes, y existen marmitas automáticas que igual las pueden manejar los hombres que las mujeres. De todas formas, ésta no es la cuestión. Es que, por muchos motivos que sería interminable citar, en la cocina profesional el número de hombres supera al de las mujeres, al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, en otros servicios hospitalarios. Aunque, insisto, desde el punto de vista más profesional, hay mujeres que son excelentes cocineras, sin la menor duda.
¿Quién cocina en su casa?
Siempre guiso yo, menos, claro, cuando no me es posible.
¿Es decir, que usted es cocinero por vocación desde niño?
Sí. Desde que me fui del pueblo, siempre me gustó. Tuve esa vocación. Lo que ocurre es que la cocina creativa como tal se ha de hacer en un restaurante. En un hospital no es posible porque, insisto, te tienes que ajustar a las pautas que te marcan. Ahora, la persona que quiera hacer cocina creativa tiene que estar en un restaurante. En ese caso, si está casado, habrá de elegir entre hacer cocina o hacer familia porque la hostelería es muy esclava.
¿Y nunca le ha tentado tener su propio restaurante?
Pues no. Por lo que digo, he preferido elegir la libertad y la tranquilidad de vivir en familia.
¿Qué platos le gusta confeccionar en especial?
¡Huy! Piensa que la cocina es tan extensa... Hago unas paellas muy buenas que le gustan mucho a mi hija. ¡Yo qué se!
¿Y cocina de cuando en cuando para los amigos? Sí, si. Ya lo creo.
Vamos, que a su casa se puede ir a comer.
No lo dudes. Hubo temporadas en que mi casa parecía ‘Can Cros’. Tengo un amigo al que le gusta una barbaridad el ‘suquet’ o zarzuela de pescado y cualquier día es bueno para hacerlo. Hay muchas cosas por hacer en la cocina. No acabarías nunca. Y el éxito depende mucho de la creatividad de cada cual.
¿No me va a describir, entonces, un plato que haya surgido de su propia imaginación o creatividad?
Vamos a ver, es que eso de hablar de creatividad propia es mucho decir. Yo hago un plato de bacalao que tiene mucho éxito. Lo hago con patata, cebolla, pimiento rojo y verde. Encima del refrito se coloca el bacalao. Y todo cubierto con alioli gratinado. Es un plato que me gusta mucho y queda muy bien.
Doy por descontado que usted utilizará el mejor aceite de la tierra.
Bueno, en el hospital utilizamos aceites de todas las clases. Para la freidora, por ejemplo, empleamos de girasol. Ahora, para guisar usamos mucho de oliva. Y para casa, todo. Desde que me casé, nunca he comprado una botella de aceite. Todo el que gastamos lo llevamos de aquí, del Mezquín, de Belmonte y de La Codoñera. Mi suegro es un buen agricultor y nunca nos ha faltado. Por cierto, que este año ha salido un aceite horrible. La oliva fue muy pequeña y la piel le dio un punto de acidez bastante molesto. Yo he reservado el aceite del año pasado para aliñar.
Rebobinando, usted se fue de Belmonte...
A los 16 años. Primero me fui a Zaragoza donde trabajé en un taller mecánico, pero aquello no me gustaba. Por mediación de un amigo de mi padre, que vivía en Barcelona y tenía un sobrino cocinero, me introduje en el mundo de la hostelería y ... hasta hoy. Ahora, a esperar que llegue el momento de la jubilación y misión cumplida, ¿no?
Y en Barcelona conoció a una chica de La Codoñera.
Sí, ese fue un asunto bastante guapo. Un día quedamos unos chicos y chicas de estos pueblos –de Belmonte, La Ginebrosa, La Codoñera, ...- que vivíamos allí. Nos reunimos en Senmenat para hacer una paella en el monte. Y allí nos conocimos. Fue un flechazo, como se dice.
¿Se pasa mal al principio, cuando a uno le toca dejar el pueblo por obligación?
Los primeros momentos son siempre duros porque te has de buscar la vida.
¿Y en Barcelona se ha hecho usted un catalán más?
A ver, yo me encuentro a placer en Barcelona. ¡Si es que he pasado allí toda la vida! Pero lo mío lo llevo dentro. No puedo dejar de venir al pueblo y en el futuro, cuando me jubile, me gustaría pasar cuatro mases al año aquí, aunque todo no depende sólo de los deseos de uno mismo.
¿Cuándo vuelve a su tierra la encuentra muy mejorada y cree que ahora se pueden quedar los jóvenes a abrirse camino en la vida?
La vida ha cambiado mucho y encuentro que aquí hay ahora restaurantes muy buenos que funcionan muy bien. Desconozco cómo les irá en invierno, pero en la temporada de verano creo que aquí hay muchas posibilidades para sacar adelante un negocio de hostelería.
¿Existe alguna relación, poca o mucha, entre la gastronomía aragonesa y la catalana?
Cómo te lo diría,... Hay platos que son característicos del Bajo Aragón. Y en la gastronomía catalana también hay guisos muy apreciables. Es que la cocina, o sea la madre (la mare) de la cocina es, digamos, ... ¿cómo lo diría? El fondo, la base de la cocina es siempre la propia tierra. Lo principal es tener un buen fondo propio desde el que luego se pueden hacer todas las variaciones que se quieran.
¿Y cómo contempla las polémicas entre la nueva y la vieja gastronomía?
Yo pienso que lo esencial es siempre avanzar, progresar e investigar. Soy totalmente partidario de todos los cambios gastronómicos porque suponen mejorar. Aunque yo lo contemplo y nada más. Mi meta es ya jubilarme. Yo ya he pasado muchas fatigas dentro de una cocina. Pero estoy totalmente a favor de la llamada nueva cocina porque lo bueno es tirar hacia adelante.
¿En qué parte de España se come mejor?
Yo pienso que en el Norte. Hay muy buenos cocineros, muy profesionales y tienen una cocina excelente.
O sea, en el Norte que es Cataluña, País Vasco...
No, no, me refiero al País Vasco. Sí, sí, seguro. Segurísimo.
Entonces, ¿la cocina vasca es mejor que la catalana?
Yo pienso que sí.
Pero, ahora, los catalanes pisan fuerte con Adriá a la cabeza.
Todo lo que tú quieras. Adriá es un gran profesional que comenzó en un restaurante de Casteldefels, como tantos otros cocineros que echamos a andar aquí o allá. Pero yo conozco muchos profesionales del País Vasco y allí tienen otra forma de trabajar en la cocina. Hay esa base, ese fondo, esa madre de la que antes hablaba.


Sumarios:


“En el Clínico se confeccionan 800 menús distintos siguiendo las pautas que marcan los dietistas y de las que los cocineros no nos podemos salir”


“El aceite de este año en el Mezquín tiene un punto de acidez bastante molesto. Yo he guardado el de la cosecha anterior para aliñar”

“Mi receta favorita es bacalao con patatas. Se sofríe la patata con cebolla, pimiento rojo y verde. Sobre el refrito se coloca el bacalao y se cubre todo con alioli gratinado”.


“Creo que en el País Vasco es donde mejor se come de España. En el Bajo Aragón se han abierto muy buenos restaurantes durante los últimos años”.
(Entrevista publicada en el último número la revista "Mezquín" de la Asociación Empresarial del Mezquín-Bajo Aragón)

martes, 21 de octubre de 2008

La banda sonora de casa

Ayuda a José Carlos


He recibido esta carta que cuelgo aquí en mi Entre Páginas para que quien lea mi blog personal pueda ayudar a curar a este chaval con su pequeña aportación.

La carta dice así:


“Hola, me llamo José Carlos Galera Lázaro y tengo 6 años. Este año he empezado 1º de primaria y me gusta mucho. Vivo en Zaragoza con mi madre Eva, mi padre José Manuel y mi hermana Silvia de 9 años, éramos una familia feliz hasta que una “terrible pesadilla” nos ha cubierto en forma de enfermedad.

“El pasado mes de febrero me diagnosticaron una terrible enfermedad, ADRENOLEUCODISTROFIA. No sé si alguno de vosotros habéis visto la película “El aceite de la vida. En esa película se refleja fielmente en qué consiste esta enfermedad. Es una enfermedad genética, hereditaria de las llamadas raras, afecta a 1- 50.000 nacimientos. Se caracteriza por una acumulación de los ácidos grasos de cadena larga en el cerebro y glándulas suprarrenales. Las glándulas suprarrenales dejan de funcionar y en el cerebro la acumulación de ácidos grasos va destruyendo la mielina. La mielina es la cubierta de las terminaciones nerviosas. Cuando ésta desaparece, el impulso eléctrico de la terminación nerviosa se pierde, con lo cual lo que me espera es muy duro: pérdida de vista, oído, retraso mental, falta de movilidad y, poco a poco, entrar en estado de coma hasta morir uno o dos años después del diagnóstico.

“La única solución posible que hasta la fecha ha dado resultado es el transplante de médula ósea, pero en España nadie quiere arriesgarse a realizarlo. No sabemos si es por desconocimiento de la enfermedad. Tan sólo en el Hospital de la Universidad de Minnesota, el Doctor Charnas, después de hacerme un chequeo, está dispuesto a realizarme el tratamiento con cierta garantía de éxito. Pero ya sabéis cómo funciona la sanidad en los Estados Unidos. Todo funciona pagando. En concreto, les piden a mis padres 700.000 €. Como podréis entender, es una cifra muy elevada y un desafío conseguirla. Por eso os pedimos la colaboración en la medida que podáis. No tenemos mucho tiempo, según los médicos. En un par de meses, podrían empezar las manifestaciones físicas y entonces ya no habría nada que hacer.

“Tengo tan sólo 6 años y quiero seguir viviendo porque sé que mis padres y mi hermana me necesitan. Quiero seguir yendo al colegio con mis compañeros, jugar con mi Nintendo, etcétera. Mi padre me dice que mi risa es la banda sonora de nuestra casa y estoy convencido de que quiere seguir oyéndola. Por favor, ayudadme en la medida de vuestras posibilidades. Mi familia y yo os estaremos eternamente agradecidos”.

¡¡QUIERO VENCER!!

N. C. C. CAI (Caja de la Inmaculada): 2086-0079-45-0000403992

La dolorosa desmemoria de uno de los padres de la Constitución

El Instituto de Estudios Humanísticos (IEH) de Alcañiz ofrecerá a los asistentes al Curso Interdisciplinar de Humanidades la proyección de la película “Bucarest, en la memoria”, dedicada a la trayectoria, intelectual y política de Jordi Solé Tura, hoy día enfermo de Alzhaimer. El rodaje del filme fue dirigido por el hijo de unos de los padres de la actual Constitución española, Alber Solé Bruset, autor también del guión. El documental se proyectará en Alcañiz, en el auditorio del Palacio Ardid, el próximo día 6 de noviembre, jueves, a las 20 horas. La presentación y dirección del coloquio sobre la película correrá por cuenta del propio Albert Solé Bruset.

La feliz iniciativa de los organizadores del Curso de Humanidades y responsables del IEH ha hecho posible que esta película, estrenada en Barcelona hace diez meses, llegue a Alcañiz, una ciudad de viejos humanistas y con muchas iniciativas culturales del agrado, sin duda, del político culto e intelectual que fue Jordi Solé Tura, ministro, precisamente de Cultura, en uno de los gobiernos de Felipe González, en sustitución de Jorge Semprún y antecesor inmediato de Carmen Alborch.

Enric Company escribió en EL PAIS, el 23 de diciembre de 2007, que “de una forma original, pero política, como corresponde al personaje, la familia de Jordi Solé Tura ha decidido hacer público que el ponente que participó en la redacción de la Constitución de 1978, en representación de los comunistas, padece el mal de alzhéimer a sus 77 años.

“La pérdida de la memoria de Solé Tura ha sido relatada por el hijo del político, Albert, en una película que él mismo ha dirigido y de la que es guionista. Se titula Bucarest, en nombre de la ciudad rumana en la que Solé Tura fue durante tres años locutor de la emisora del PCE Radio España Indpendiente. Y en la que Albert nació, fruto del exilio forzoso de su padre. Será preestrenada el 14 de enero en Barcelona en un acto en el que hablará otro enfermo de alzhéimer, Pasqual Maragall, que ha convertido su combate contra este mal en un nuevo gran objetivo de su vida.

“Político de larga trayectoria, iniciada en 1956 con su ingreso en el PSUC, el partido de los comunistas catalanes, y finalizada como ministro de Cultura y parlamentario socialista en 2004, Solé Tura ha sido también durante décadas articulista de prensa. Su último artículo publicadao en EL PAÍS data de julio de 2003. Entonces estaba ya afectado por la enfermedad, aunque él mismo y la familia no la identificaron hasta más tarde.

“En el homenaje que en 2004 le rindió la Universidad de Barcelona, nos dimos cuenta de que aquellas pérdidas de memoria eran algo muy grave”, explicó ayer. Tenía olvidos tan importantes de su vida, como el proceso constitucional, recuerda ahora.

“Diagnosticada en 2005 la enfermedad por el neurólogo Nolasc Acarín, Albert y Teresa Eulalia Calazada, la segunda esposa de Solé Tura, decidieron convertir parte de la terapia, que consistía en realizar esfuerzos de memoria con el enfermo, en un relato de su agitada vida y su intensa actividad política.

“De esta forma, Bucarest es, en la intención de su autor y según confiesa, “un homenaje a Jordi y con él, a toda su generación tal como yo la he conocido”. Pero es, al mismo tiempo, un relato sobre el avance de la enfermedad, con momentos de intensa emoción. Solé Tura se ha distinguido siempre por ser, además de otras muchas cosas, una persona afable, optimista, que irradia una agradable sensación de proximidad. Eso aparece también en el filme y contrasta duramente con la cruda realidad de la enfermedad. El mal ha avanzado hasta el extremo de borrar a Solé el recuerdo, por ejemplo, de que estuvo en la cárcel a causa de su actividad política.

“En la reconstrucción de esta memoria participan en el relato fílmico muchos de los personajes con los que la generaron. Desde los primeros compañeros del PSUC, como Francesc Vivens y Salvador Giner y el editor Jordi Sánchez, compañero de celda en la Modelo de Barcelona, hasta Miguel Niñez, Jorge Semprún y Santiago Carrillo. E incluso alguno de los adversarios de siempre, como Manuel Fraga Iribarne, con quien terminaría redactando la Constitución. Fraga aparece alegrándose de que, finalmente, se cerrara Radio España Independiente. También habla su inseparable Jordi Borja. Y figuras que, sin ser de su cuerda política han tenido un importante papel en la trayectoria de Solé Tura, como Manuel Jiménez de Parga. En la década de 1960 le acogió en su cátedra de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona, a pesar de que se trataba de un profesor políticamente marcado y fuente de todo tipo de problemas con las autoridades de la dictadura. Jiménez de Parga no deja dudas: “Solé estaba muy por encima de cualquier otro aspirante”.

“Y Jordi Pujol, que fue siempre un adversario. “Nuestra relación ha estado basada siempre en una discrepancia muy fuerte”, advierte Pujol antes de reconocer el mérito de Solé como co-autor de la Constitución.

“Los espectadores de Bucarest percibirán cuando la vean que la decisión de hacer pública la enfermedad de Solé Tura, a través del relato filmado de su vida, se ha convertido en otro gesto político del fundador de Bandera Roja, adalid del eurocomunismo en su momento y luego, ministro de Felipe González”.

martes, 14 de octubre de 2008

El año de Pardo


José Pardo Sastrón nació el 15 de abril de 1822 en Torrecilla de Alcañiz y murió en Valdealgorfa el 29 de enero de 1909. Los ayuntamientos de estas dos poblaciones del Bajo Aragón preparan la conmemoración del primer centenario de su fallecimiento que se desarrollará, con diversos actos, a lo largo de todo el próximo año 2009.

José Pardo Sastrón, farmacéutico de profesión que ejerció en Torrecilla de Alcañíz, La Codoñera, Castellote y Valdealgorfa, fue un científico aragonés de renombre a lo largo del siglo XIX en el campo de la investigación botánica. Sus trabajos, por separado o en colaboración con su contemporáneo Francisco Loscos (1823-1886), farmacéutico de Castelserás durante la mayor parte de su vida y natural de Samper de Calanda, adquirieron gran proyección internacional entre los científicos de la época.

Francisco Loscos y José Pardo Satrón publicaron varias obras conjuntamente sobre las plantas de Aragón, entre los años 1863 y 1867. Del trabajo conjunto de estos años surgieron la publicación en Dresde de la “Series incofecta plantarum indigeniarium Aragoniae praecipue meridionalis” y la de la edición castellana de esta misma obra, en “El Restaurador Farmacéutico”, bajo el título de “Serie imperfecta de las plantas aragonesas, particularmente de las que habitan en la parte meridional”. Una segunda edición de este libro apareció en Alcañiz entre 1866 y 1867, publicada en la Imprenta U. Huerta.

Del trabajo investigador de José Pardo Satrón en solitario cabe destacar una preciosa obra titulada “Catálogo o enumeración de las plantas de Torrecilla de Alcañiz, así espontáneas como cultivadas”. En la cubierta se identifica al autor como licenciado en Farmacia y socio corresponsal de varias sociedades científicas nacionales y extranjeras. Editado en Zaragoza el año 1895, en la portada interior José Pardo Sastrón incluyó una advertencia muy propia de su modesta forma de ser: “trabajillo de poco fuste, pero si uno semejante tuviéramos de cada pueblo!”

En el catálogo de las plantas de Torrecilla, al que se le añade un apéndice sobre las de Valdealgorfa, Pardo no se limita a la exposición científica de la flora de este pueblo del valle del Mezquín sino que especifica la partida del término municipal en que se halla cada planta y emite sobre ella todo tipo de comentarios. Por ejemplo, de la “Pulicaria dysenterica Gaertu asegura que tiene unas flores que “huelen a pescado en escabeche al estrujarlas entre los dedos”. “La Kentrophyllum latatum De C.” es vulgarmente conocida como “azotacristos” porque “al separar del tallo las cabezuelas, fluye un líquido que aplicado a la piel produce, al secarse, una mancha de color sangre seca”. Una planta medicinal de cierta importancia es la “Lappa minor De C.”, llamada “laparaza” o “cachurrera”. “A sus cabezuelas sazonadas, armadas de espinas ganchosas, las llaman “cachurro” y las tiran los niños mal criados al pelo de las mujeres en tiempos de fiestas. Hay quien dice que con las hojas de esta planta se confeccionó el primer traje de nuestra madre Eva. Lo cierto es que son las hojas de mayores dimensiones que se conocen en el país, exceptuando acaso las de col”. Sobre plantas cultivadas, Pardo afirma que “hoy no se podría vivir sin las patatas, que tan mal fueron recibidas al principio”. De la “Phlomis Lychnitis. L.” o “Candilera”, que abunda en cabezos y ribazos, dice que “por su abundancia y por estar en plena flor por aquellos días, se suele usar para alfombrar las calles en la procesión del Smo. Corpus. Un señor sacerdote y varias personas curaron de almorranas, sólo con llevar en el seno en contacto con la piel, un paquete de hojas de Candilera. Así me lo cuenta el señor sacerdote que se curó".

Los “Diarios”, que Pardo escribió entre 1848 y 1909, son toda una crónica de 61 años de la historia de Torrecilla y de Valdealgorfa, preferentemente, pero también de todo el Bajo Aragón. Se encuentran en el Archivo Municipal de Alcañiz y no han sido editados nunca.

El año del centenario de Pardo comenzará el 29 de enero 2009 en Valdealgorfa pero se desarrollará a lo largo de todo el año, dentro de un extenso y variado programa cultural que preparan los ayuntamientos de Torrecilla y Alcañiz, aunque con proyección para todo Aragón.

miércoles, 8 de octubre de 2008

"La lengua catalana en el Bajo Aragón", en el curso de humanidades de Alcañiz

El profesor Artur Quintana i Font, miembro del Institut d’Estudis Catalans y de la Academia de l’Aragonés, intervendrá en el próximo curso interdisciplinar de humanidades con una conferencia sobre la situación de “La lengua catalana en el Bajo Aragón”. Este curso de humanidades, de periodicidad anual, está organizado por el Instituto de Estudios Humanísticos de Alcañiz y tendrá lugar en el Palacio Ardid, sede de la nueva Biblioteca Municipal y Archivo de la ciudad, así como también del propio instituto, del 3 al 7 de noviembre en sesiones únicamente vespertinas. La intervención del profesor Quintana se producirá en la segunda sesión del miércoles 5 de noviembre, a las 19,00 horas, en el auditorio del Palacio Ardid.

Programa completo del Curso Interdisciplinar de Humanidades ‘HVMANI NIL ALIENUM’ (Nada de lo humano no es ajeno):

LUNES 3

17,30 h. Inauguración del curso a cargo de Doña Amor Pascual Carceller, Alcaldesa de Alcañiz, Doña Monserrat Martínez, Directora del Instituto de Estudios Turolenses y de Don José María Maestre Maestre, Director del Instituto de Estudios Humanísticos.

18, 00 h. Dr. D. Luis Gil Fernández
Catedrático de Filología Griega (Universidad Complutense)
“Un inglés al servicio del rey de España: don Antonio Sherley”.

19,00 h. Dr. D. Eustaquio Sánchez salor
Catedrático de Filología Latina (Universidad de Extremadura)
“La feminidad del edificio y del camino”

20,00 h. Dr. D. Juan Aranda Doncel
Miembro de la Real Academia de Córdoba
“El tambor de la Semana Santa andaluza: las turbas de judíos de Baena”.

MARTES 4

18,00 h. Dr. D. Juan Gil Fernández
Catedrático de Filología Latina (Universidad de Sevilla)
“Las minas del rey Salomón”

19,00 h. Dr. D. Javier Iso Echegoyen
Catedrático de Filología Latina (Universidad de Zaragoza)
“Más allá del ‘Carpe diem’: Horacio, Lucrecio y Séneca”.

20,00 h. Presentación de libros del Instituto de Estudios Humanísticos (IEH), publicados en 2007.

MIÉRCOLES 5
18,00 h. Rafael Ordóñez Fernández
Jefe del Servicio de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza
“Pablo Serrano: humanismo, desamparo y comunicación”

19,00 h. Dr. D. Artur Quintana
Miembro del Institut d’Estudis Catalans y de la Academia de l’Aragonés
“La lengua catalana en el Bajo Aragón”.

JUEVES 6

18,00 h. Dr. D. José María Maestre
Catedrático de Filología Latina (Universidad de Cádiz)
“La mujer en el Renacimiento: Luisa Sigea”

19,00 h. D. José Antonio Benavente
Arqueólogo y Gerente del Consorcio Patrimonio Ibérico de Aragón
“La cultura ibérica en el Bajo Aragón”.

20,00 h. Proyección de la película “Bucarest, al memoria perdida”, dirigida por albery Solé.
Presentación y coloquio a cargo del director.

VIERNES 7

18,00 h Eduardo Artal Latorre
Catedrático de teoría de la señal y comunicaciones (Universidad de Cantabria)
“Las misiones espaciales y el origen del Universo”

19,00 h. Clausura del curso a cargo de Doña Amor Pascual Carceller, alcaldesa de Alcañiz, Doña Sylvia Mateo, directora del CPR de Alcañiz y de Don José María Maestre, director del curso y del Instituto de Estudios Humanísticos (IEH).

20,00 h. Concierto de Gorka Hermosa Trio (Acordeón, Clarinete y Contrabajo). Interpretaciones de Bach, Messiaen, Astor Piazzolla y otros. Teatro Municipal.