Aragoneses ilustres e ilustrados

Ramón Mur

Fotos de Paco Climent.

El escritor Antón Castro publicó hace unos años un libro sobre "aragoneses ilustres e ilustrados", en su mayoría, si no recuerdo mal, pertenecientes a nuestra historia más o menos remota.

Sin embargo, hoy en Aragón disponemos de compatriotas que, todavía en vida, merecen ambos calificativos: son ilustres y, sobre todo, ilustrados para provecho y disfrute de quienes somos sus contemporáneos. Que esto que ahora escribo no es ni adulación ni pura palabrería lo pudimos comprobrar el pasado viernes, 13 de marzo, quienes asistimos a la conferencia de Vicente Martínez Tejero sobre "José Pardo Sastrón como farmacéutico rural". La intervención de Martínez Tejero, una más de las que viene impartinedo a lo largo del presente año, formaba parte del programa de actos del AÑO DE JOSÉ PARDO SASTRÓN, con ocasión del centenario de la muerte del botánico bajoaragonés, nacido en Torrecilla de Alcañiz en 1822 y fallecido en Valdealgorfa en 1909.

El periodista, historiador y escritor Eloy Fernández Clemente, hizo una completa e inolvidable presentación de Vicente Martínez Tejero. La conferencia de éste fue la exposición de un minucioso y riguroso trabajo sobre las mútiples facetas de la vida y la obra de José Pardo Sastrón. Cerró el acto Gonzalo Borrás Gualís, catedrático de Historia del Arte, natural de Valdealgorfa. Los tres aparecen en una de las dos fotografías de Paco Climent, junto a la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Alcañiz, Concha Tello.

Espero poder ofrecer en breve el texto completo de la conferencia de Vicente Martínez en mis 'Entre páginas' porque merece la pena ser leído con detención y para deleite de cuantos abren mi blog personal. El profesor Borrás dijo, entre otras observaciones, que en Aragón y en su Tierra Baja existe un "humus" cultural e intelectual que viene de lejos en nuestra historia que se debe cultivar y fomentar entre las nuevas generaciones. Ellos tres, Eloy Fernández Clemente, Vicente Martínez Tejero y Gonzalo Borrás Gualís son tres eminentes ejemplos.