lunes, 10 de agosto de 2009

"El escritor hace lo mismo que la vaca..."

Ramón Mur

El escritor José Luis Sampedro, a quien tuve el placer de saludar el viernes pasado en Jaca, se encuentra pletórico de salud, sobre todo mental, a la enviadiable altura de sus 92 años. Al llegar a casa, me dediqué a releer su libro "Escribir es vivir", escrito y publicado con la incomparable colaboración de su mujer, Olga Lucas.

Sobre el escritor, José Luis Sampedro escribió: "Pensemos en una forma sencilla de definir a un escritor. Podemos recurrir a varios ejemplos. Yo me inclino por aquellos que desmitifican al escritor, que lo bajan de su peana, le despojan de su aureola mágica y lo muestran como un trabajador cualquiera. El ejemplo más directo, sencillo y, a la vez, muy ilustrativo del oficio es la comparación del escritor con una vaca. ...

"Veamos, ¿qué hace la vaca? Ustedes imaginen la vaca en un prado, tan tranquila detrás de una cerca mirando a la carretera. Por la carretera pasan infinitas cosas. Pasan los labradores que van a labrar campos, pasan los turistas, pasa la guardia civil, pasa el coche de línea. Y la vaca lo mira todo. Ustedes, los que viven por aquí [Cantabria], se habrán fijado en los ojos de las vacas. Los ojos de las vacas son maravillosos, son un prodigio, merecen tantos madrigales como los ojos de las mujeres hermosas y no los tienen las pobres. ...
"... El escritor hace lo mismo que la vaca: rumia lo que ha tragado observando, le da vueltas, lo trabaja. La vaca transforma la hierba en sustancia vacuna, el escritor transforma lo que ve, lo que toca, lo que piensa, lo que imagina, lo que ha ocurrido y lo que no ocurrió, pero hubiera querido que ocurriera; el escritor transforma todo en carne. ...
"Resumiendo, el escritor, como la vaca, observa, rumia, transforma, convierte en sí mismo; escribe con lo que es: hace y se hace. Y para que vean que mi metáfora es acertada, ¿qué pasa al final del día con la vaca? Llega el dueño, se la lleva al establo, la ordeña y al día siguiente vende la leche y se queda con los cuartos. Eso sí, deja a la vaca el diez por ciento para que siga escribiendo. ¿No les parece a ustedes que mi imagen del escritor como una vaca no es tan desatinada? Con un poco de imaginación y sin mirarme al espejo puedo verme como una vaca consciente porque soy un escritor".

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