sábado, 17 de octubre de 2009

La vida puede ser maravillosa...


Ramón Mur

"La vida puede ser maravillosa", decía Andrés Montes en plena retranmisión deportiva. Antes que él ningún locutor deportivo de radio o televisión se había atrevido a realizar afirmaciones semejantes. Andrés Montes no era convencional sino muy singular y eso hoy no se perdona en muchos círculos de nuestro mundo actual. Tuvo amigos y espectadores o radioescuchas que disfrutaban con sus salidas, pero tuvo también demasiados detractores. Algunos, por lo que parece, muy poderosos porque de forma muy misteriosa se tuvo que despedir el día 20 de septiembre mientras comentaba la final del Eurobasket de Polonia. No le habían renovado el contrato en La Sexta-Mediapro y nada se supo de futuro profesional hasta que en la madrugada del viernes 16 de octubre fue encontrado muerto en su domicilio.

Me quedé helado el día en que una persona conocida, sin importarle lo más mínimo cuál podía ser mi opinión, puso a parir a Andrés Montes. Entonces me dí cuenta de que el comentarista deportivo de La Sexta, por no ser nada convencional en las retransmisiones de su cadena, provocaba incluso odio en una parte de la sociedad española. En ese amplio sector social, en el que hay que ser convencional por principio y seguir los modos y costumbres impuestos por los poderosos sin rechistar. En ese mundo sólo los acomodaticios y lameculos son respetados.

Eso es lo que creo que le ha pasado a Andrés Montes, tristemente fallecido apenas hace 48 horas. Se ha muerto de dolor en el alma, asfixiado por la hipocresía del mundo en el que le tocó vivir. Y eso que él predicaba a todas horas que "la vida puede ser maravillosa". Puede ser pero no siempre lo es.

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