miércoles, 23 de diciembre de 2009

Alcañiz, siempre de comparsa

Colegiata de Caspe en la que se selló el COMPROMISO.





Ex- colegiata de Alcañiz. En el templo gótico anterior sobre el que se construyó el barroco actual se produjeron los debates de la CONCORDIA.












Ramón Mur

La comisión para la Conmemoración del Sexto Centenario del Compromiso de Caspe se ha constituido hoy en el Edificio Pignatelli de Zaragoza, sede del Gobierno de Aragón. La comisión está presidida por Marcelino Iglesias y de ella forman parte la Consejera de Educación, Cultura y Deporte, María Victoria Broto, así como el viceconsejero de Cultura, Juan José Vazquez, el director general de Patrimonio Cultural, Jaime Vicente, el de Cultura, Ramón Miranda y el Secretario de Desarrollo Estatutario, Javier De Pedro. Por parte de Caspe, están su alcaldesa, Teresa Francin, el presidente de la Comarca, Javier Sagarra, y dos representantes del Centro de Estudios del Bajo Aragón-Caspe y de la Asociación de Amigos del Castillo. Por Alcañiz, su alcaldesa, Amor Pascual, el presidente de la Comarca del Bajo Aragón, Víctor Angosto, y una representación del Centro de Estudios Bajoaragoneses (CESBA).

La participación de Alcañiz y comarca en la preparación de este evento, a pesar de contar con igual representación numérica en la comisión preparatoria que Caspe y su comarca, es de puro acompañamiento. Alcañiz está aquí sólo de comparsa, como ha quedado hoy suficientemente patente en la sesión constitutiva de la comisión. El enunciado mismo de la conmemoración resulta excluyente para la ciudad del Guadalope: SEXTO CENTENARIO DEL COMPROMISO DE CASPE. Nada complicado hubiera sido denominar a tal efemérides como SEXTO CENTENARIO DEL COMPROMISO DE CASPE Y CONCORDIA DE ALCAÑIZ.

Es evidente que el mundo entero conoce el acuerdo pacífico por el que los reinos de Aragón y Valencia, junto con el Principado de Cataluña, eligieron como rey, en 1412, al infante de Castilla, Fernando de Trastamara, el de Antequera. Y la historia lo ha dado a conocer como Compromiso de Caspe, simplemente. Incuestionable. Como también resulta evidente e innegable que otras poblaciones, como Calatayud y Mequinenza, participaron, igual que Alcañiz, en la gestación del pacto final. La alcaldesa de Caspe, Teresa Francin, ha puesto el máximo interés en recordarlo ante la comisión. Pero si Alcañiz ha sido llamada para preparar el seiscientos aniversario, en paridad con Caspe, es porque la Concordia de Alcañiz desbrozó el camino para llegar al momento de sellar el acuerdo unánime y definitivo.

La alcaldesa de Alcañiz, Amor Pascual, y el presidente de la Comarca del Bajo Aragón, Víctor Angosto, han recordado en la comisión la importancia de la participación de la ciudad de Alcañiz en este acontecimiento histórico. Pero no han reclamado la inclusión de su nombre en el enunciado del sexto centenario. El presidente del Centro de Estudios Bajoaragoneses (CESBA), José María Maldonado, ha mostrado, como profesional de la enseñanza, su preocupación por lograr que este tipo de conmemoraciones lleguen de verdad a la sociedad. Desde luego, en el Bajo Aragón turolense, la “Conmemoración del Compromiso de Caspe”, sólo así llamado, va a tener escasa repercusión, muy inferior a la que tendría si en los pasquines y programas apareciera específicamente citada también ‘la CONCORDIA de Alcañiz’.

Y conste que nada me repugna tanto como el pecado de localismo. Pero tampoco me gusta renunciar a mis derechos y dejar que nadie me coma el pan de mi propio morral. He asistido de oyente a la primera sesión de la Comisión preparatoria del Sexto Centenario, en representación del CESBA. Si ni siquiera en la denominación de la conmemoración va a figurar la Concordia de Alcañíz, que no cuenten conmigo ni para hacer de monaguillo. Si, como ha dicho el director general de Cultura, Ramón Miranda, se pretende introducir aspectos innovadores en la conmemoración del ‘Compromiso’, ésta es una excelente ocasión para innovar la interpretación histórica, y añadirle el valor de la ‘Concordia’. Sólo los muy iniciados identifican ambos conceptos, hermanados en la negociación política de febrero de 1412. Dicho de otro modo son muy pocos, incluso aunque sean instruidos, los aragoneses y españoles que conocen e identifican el 'compromiso' y la 'concordia' como dos partes de un mismo acontecimiento histórico. Y no estaría demás que el sexto centenario contribuyera a terminar con este generalizado y extendido desconocimiento.

Alcañiz se ha automarginado en esta ocasión, como es habitual. Una tía mía solía decir que en esta tierra –se refería al Bajo Aragón – somos “molinicos de poca agua” y, además, parece que nos gusta, añado yo. Ahora se explica uno por qué Caspe exigió con éxito, allá por 1833, ser separada de la recién creada provincia de Teruel, mientras la misma exigencia de Alcañiz fue desestimada. Hasta hoy. Se me ocurre pensar que algo parecido pudo suceder en febrero de 1412, hace seiscientos años. El debate y las disputas transcurrieron en Alcañiz y en CONCORDIA, pero el desenlace final se produjo en Caspe, ciudad que se quedó con el protagonismo principal para la historia, por los siglos de los siglos. Los alcañizanos, después de dejarse la piel en el intento, se asustaron y prefirieron lavarse las manos antes que comprometerse. El compromiso lo dejaron para los caspolinos. Lo dicho: la ciudad de Alcañiz, siempre de comparsa.

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